sábado, 14 de abril de 2012

David

El año pasado invité a David a hacer parte de mi blog, una invitación que aceptó gustoso y de la cuál surgió esta historia. Me quedé pensando en lo interesante que era este personaje que había escogido una fotografía tan particular para el experimento. Un año completo pasó y después de un par de conversaciones quedamos en que él volvería a participar en el blog. Escribió una segunda historia que está entre las 10 más leídas del este espacio. Algo tenía que hacer bien este niño.

Me propuso que quería ilustrar El Bayabuyiba, cosa que siempre había querido y que me parecía complejo y difícil, cómo hacer que alguien en dibujo o fotos se imagine lo que estoy pensando. Le dije que sí y le mandé un primer escrito. No le dije nada, libre albedrío a ver cómo sale el asunto. Se imaginó un cuarto como yo lo quería y hasta la chaqueta de uno de los personajes tenía el mismo color del que estaba usando en la historia de verdad.

Un café, tenía que conocer a este curioso personaje. Nos encontramos en un Juan Valdez, un cliché de las reuniones sociales de Bogotá. Yo llegué con un par de minutos de retraso, el plan original de irme en carro había sido sustituido por una de mis caminatas favoritas en Bogotá, esa que recorre la Carrera Séptima hacia el norte. Estaba recostado contra un muro pero yo no lo vi, estaba inmerso en una conversación interesantísima.

La cabeza baja todo el tiempo, la voz impresionantemente baja. Yo que lo hacía antipático y altanero, lo descubrí tímido y servicial. Hice como si no pasara nada y, como aprendí en mi oficio, me puse a contarle de mí para poder hacerle preguntas. Descubrí que es llanero, quién lo habría pensado, que es novio de un personaje que también me parece maravilloso, que estudió en mi universidad y que también llegó a Bogotá siguiendo los pasos de la educación.

Hablamos de guerrilla, hablamos de paras, del llano, de Bogotá, de familia, de comida y de coincidencias. Cuando ya hablaba duro y me interrumpía llegó un tercer interlocutor y por un momento volvió a ser el niño tímido del comienzo. Un cambio que no le tomó más de 20 segundos. Algo hay ahí detrás que tendré que indagar en un segundo café.

David, muchas gracias por querer hacer parte de este blog.

2 comentarios:

  1. David y Rodrigo, dos de las personas que he conocido online que me parecen más interesante. Será que un día podré acompañarlos a uno de esos cafés?

    Que bien ver que David va a ser coautor. Abrazos!

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