lunes, 16 de febrero de 2009

Una mañana constante

Me quedé en la cama esperando su respuesta. No me dijo nada. Simplemente eyaculó y se fue a bañar. Siempre hace lo mismo. Una vez le pregunté que lo llevaba a la ducha después del sexo y sentí un horrible dejavú, me respondió lo mismo que un amante le dijo una vez a Miranda en Sex and the City: el sexo sin intención de reproducción es pecado. Hoy ni siquiera fue capaz de decirme eso, no me dijo mentiras. Sólo se quedó callado.

Afuera llovía, esa horrible llovizna matutina con gotas diminutas y heladas que se meten por los poros y enfrían hasta los huesos. En mi cama no caían gotas de nada y aunque tenía varias cobijas encima tenía el mismo frío de las personas que esperan el bus o salen a caminar. Prendí el radio, usualmente las tristes noticias me ayudan a despejar la mente. Yo sé que es triste pensar que los muertos me ayudan a librar mi cerebro de cosas idiotas, pero así es, cada vez que escucho que hubo masacres, bombas o ataques aquí o en el culo del mundo me pongo a pensar en sus desgracias y pronto las mías desaparecen.

Está bravo, lo sé, no es mi culpa, ayer me preguntó si me quiero casar con él y le dije que no. Lo amo, pero no puedo ser su pareja, me gusta ser su amante. No veo una relación fuera de la cama, mi clítoris no puede imaginar un momento sin el roce delicioso de su pelo contra mi piel casi desnuda, en cambio mi cabeza sabe que moriríamos en el intento de llevar una cotidianidad juntos. Siento un profundo deseo de estar con él todas las noches eso no es suficiente. Le profeso un inmenso afecto y eso no me basta para querer vivir con él.

Hoy mientras me penetraba con fuerza y rabia le pregunté si le gustaba. No me dijo nada, me metió la lengua en la boca y la dejó ahí un buen rato jugando con mis dientes. Después se vino y se fue. Me quedé tendida aquí en la cama con las piernas tan abiertas como él las había dejado y con esa extraña necesaria necesidad de que me dijera algo. Dime que sí y te dejo que me penetres otra vez, ahí está, dime que sí y te dejo que me lo metas por el culo, dime que sí y nunca te vuelvo a pedir que te afeites las güevas, dime que no y te lo corto.

Soy una idiota, lo sé. Anoche este hombre me dijo que nos casaramos, me mostró un anillo, me ofreció una casa, un carro, me dijo que no tendría que volver a trabajar. Quién se cree que es para decirme que no voy a volver a trabajar. Trabajo por gusto, no para mantenerme. Puede ser que ambas razones sean una sola. Puede que trabaje porqeu no sabría qué hacer con el tiempo libre. Acaso él pretende que me vuelva una sirvienta, que le tenga la casa limpia y la comida caliente. No está ni tibio. No quiero ser una empleada y así sigo siendo una idiota. Para qué le pregunté si le gusto, no es obvio. El anillo en la mesa dice que sí.

En la radio está hablando el presidente, será que ese señor no se cansa de decir mentiras y pendejadas. Cambio de emisora, es la hora de rezar, vuelvo a cambiar, ahora hay una música romántica en portugués, me va a dar sueño, busco otro dial, el tarot. Apago ese asqueroso aparato. Él sigue en la ducha, será que se piensa ahogar, se estará haciendo la paja. Me levanto desnuda y lo veo en la ducha pasandose el jabón por el pene. Me acuerdo de la primera vez que lo vi y me da risa. Tiene un pene feo. Todos los pipís son feos, el suyo en especial. Es zurdo, entonces su pipí se inclina de una manera rara. Nunca había estado con un hombre que tuviera un pene así, su cabeza es grande pero puntiaguda, su tronco es deforme, está circunsidado, los pelos van desde las bolas hasta bien arriba, casi llegan al orificio de la uretra. Me quedo viendo su pene. Me dan ganas de meterlo en mi boca, así con jabón, y comerme el semen.

No hay tiempo, me meto a la ducha con él. Se enjuaga y se va. Me baño en dos segundos, mojo el pelo, no me importa, prefiero tenerlo con rizos que liso artificial. Hoy no estoy para ser artificial. Cuando salgo él ya está vestido y tiene un pedazo de pan en la boca, balbucea alguna cosa y se va. Vete, vete le grita mi cerebro, vete y no vuelvas. Vete y vuelve mañana en la noche le pide mi vagina, mi clítoris, mis labios. Se fue y me tengo que apurar.

2 comentarios: