Pudimos vivirnos más y pensarnos más, hasta hacernos más. No quisimos. Ahora estamos aquí sin saber bien qué decirnos ni cómo aceptar que ya no hay más amor, que tal vez estemos obligados a convivir, a estar juntos, sin quererlo, sin querernos. Tal vez debamos empezar a odiarnos, de a poco. Pudimos, ya no podemos.
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