He sido testigo pasivo de sus conversaciones con él, algunas veces finjo que no escucho para no darle importancia, otras sencillamente no hay tiempo para fingir. Él lo ha sido todo en su vida, su amigo, su primer amor, su primer beso, su primera vez, su trauma insuperable, su obstáculo para amar a otros.
Tiempo, tal vez sea tiempo lo que necesite él para descubrir lo que quiere en su vida, vida que en algún momento dejará de importarme. Eso pasa conmigo, un día me importa mucho, otro día no, un día no puedo vivir sin él, al siguiente olvido que existe.
Hoy puedo asegurar que cuando estamos los tres es una persona diferente, se ve feliz, entretenido y no está a la defensiva, cuando pasamos a estar solos, es todo lo contario; debe ser su alma gemela, sé muy bien que ése no es mi rol. Ha encontrado mil excusas para pasar tiempo a su lado, yo me veo obligado a pedirle que pase tiempo conmigo. Lo ha dado todo para complacerlo, yo en cambio, pido poco y no recibo nada. Ha sido, es y será siempre igual. No podré acostumbrarme, no soy yo quién merezca ser el otro, en realidad nadie lo merece.
Partirán en un viaje juntos, lo han planeado desde el día que se conocieron, recorrerán países y al tiempo disfrutarán de sus compañías, conocerán gente, aparecerán terceros y también fingirán que sólo son amigos, terceros que también serán pacientes y pasivos en sus vidas. Cuando menos lo imaginen habrán envejecido, juntos, por supuesto. Analizarán sus vidas y se darán cuenta, solo hasta ese momento, que no valoraron a ninguno de los que fueron usados y humillados. Tristemente descubrirán que nunca fueron felices solo por miedo a serlo, en cambio, para ese día, aquellos usados sí lo serán y estarán envejeciendo junto a aquellos que sí decidieron amarlos, que se atrevieron a darlo todo, que sí se atrevieron.
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Esta historia la escribió Sergio Trujillo. @sinsaberse me hizo reír
me encantó la reflexión final
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