sábado, 4 de febrero de 2012

Lloró y lloró

Su cuerpo se movía sin control, la estruendosa música tenía a todo el mundo electrizado. Cerró los ojos y siguió balanceándose de un lado para otro. En un instante tuvo la impresión de que no había nadie a su alrededor y tuvo el impulso de quitarse la ropa. Abrió los ojos y el escenario había cambiado, las luces lo hacían sentir en un espacio extraño, se sacudió y decidió que era hora de tomarse otro trago.

En la barra lo atendió un tipo con el que ya se habían dado besos una y otra vez. Como siempre pidió un vodka en las rocas, detestaba aquellos sujetos que combinaban el alcohol con gaseosa o jugos, cada cosa en su momento y lugar. En la barra siguió meneando las caderas, cuando de música y baile se trataba pocas personas le ganaban, pocos tenían tanta energía para salir y mover el cuerpo y beber alcohol.

Alguien se acercó y le susurró al oído lo bonito que estaba, agradeció con una sonrisa y empuñó el vaso para brindar por esas palabras. Tomó un poco y se alejó a seguir bailando. Era una noche de canciones viejas, las mismas que en su juventud entonaba en las famosas discos de la salida a La Calera. Escuchando a Cher y Tina Turner se acordó de su Renault 4 y de las escapadas de su casa a Bahía. Tiempos aquellos.

Le dio una vuelta al lugar, las caras de jóvenes cantando sus canciones le dio un poco de impresión. Volvió a donde sus amigos y los encontró a todos simulando que todavía tenían 15 años. Todos con los mismos dramas, las mismas historias, los mismos desencantos. Se aterró y decidió que había llegado la hora de irse.

El personaje que había susurrado en su oído también estaba en el vestidor en el que había dejado su chaqueta, le sonrió y agradeció las palabras de antes. Le pidieron el teléfono y estuvo tentado a dejar el coqueteo de ese tamaño, por sentirse adolescente decidió dárselo, seguro de que jamás lo llamarían. Así son todos, pensó.

Se despertó en una cama extraña, unas paredes mal pintadas y una cortina sucia. Su ropa estaba regada a su alrededor y él tenía un par de moretones en el cuerpo. No se acordaba de la hora en la que había dejado el bar y juraba haber tomado un taxi. Se sentó en la cama, vio una cucaracha andar muy oronda por el suelo cerca a una puerta que imaginó era la del baño. Tuvo una primera arcada. Se asomó a ver dónde estaba y no reconoció la vista que tenía fuera de la ventana, excepto por una troncal de Transmilenio a una cuadra.

Buscó en sus bolsillos y no encontró nada, no estaban sus llaves ni su celular. En la mesita de noche estaba su billetera sin la tarjeta de crédito, cuántas veces pensó dejarla en casa y esa noche había decidido no hacerlo, no tenía un peso. Revisó sus documentos, parecía tener todos y milagrosamente una tarjeta de Transmilenio que debía tener un pasaje disponible.

Mientras se ponía los yines sentía como el cuerpo le dolía en todas partes; sin camisa se fue al baño, se echó agua en la cara y vio que el labio inferior estaba ligeramente roto. Se dio la vuelta y en la espalda tenía otros dos moretones. Maldijo la hora en la que no se despidió de sus amigos y salió del cuarto.

Afuera el sol cegó sus ojos. Al llegar a la estación se dio cuenta que estaba en Suba. Se montó en una ruta fácil y al cabo de dos minutos vio a Bogotá. Se le escurrió una primera lágrima al ver a la ciudad que tanto amaba, se le escurrió la segunda cuando descubrió que no se sentía seguro, la tercera fue porque su cuerpo había sido violentado y la cuarta por saberse diferente. Apenas lloró cuando llegó a la casa, después de haberse limpiado la cara, de darle el feliz día al portero, de timbrar donde el vecino para pedirle el repuesto de la llave y después de tomarse una larga ducha. Lloró y lloró.

___
Para leer este post recomiendo esta canción

8 comentarios:

  1. conmovedor... thks por escribir de nuevo. desde las entrañas.. bayabuhug

    ResponderEliminar
  2. No se cansa de escribir tanta bayabumierda??

    ResponderEliminar
  3. que tonto.. el anterior comentario... si no le gusta pues no venga al blog a leerlo, nadie lo obliga...

    ResponderEliminar
  4. Me encanta la forma en como el relato lo va envolviendo a uno, logrando hacerlo imaginar cada detalle. Y al señor de arriba pues si le parece tan malo no se para que se toma la molestia de leerlo. Abrazo RoVrigo.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias a todos por sus comentarios. El día que me canse de escribir habrá perdido sentido la vida.

    ResponderEliminar
  6. Conozco a más de uno al que le ha pasado eso... :S

    ResponderEliminar
  7. Reitero, cuando leo tus entradas los relatos llegan a envolverme y hacen imaginarme la situación.

    ResponderEliminar
  8. Insito en que escribes desde el corazón y lo sabes hacer muy bien... Te felicito pues sabes hacer hablar al corazón

    ResponderEliminar