jueves, 23 de julio de 2009

1, 2, 3... ¿20?

Anoche me fui a dormir poco después de la media noche, sabía que no era un acto del todo responsable teniendo en cuenta que esta mañana debía madrugar a las 4:30 am para poder estar listo y llegar al trabajo a tiempo. A la 1:20 de la madrugada fui despertado de tajo por un carro con música a todo volumen que se estacionó en la bahía del parque que queda al lado de mi casa. El estruendo no me molestó mucho al principio, pues normalmente yo puedo dormir con música sin problema.

Un par de muchachos empezaron a entonar vallenato y reggaeton y a romper botellas. A la 1:30 llegó otro carro y los muchachos de este último insultaron a los primeros y comenzó una pelea a ver quién ponía la música más alto y lanzaba más botellas. En medio de mi sueño cogí el celular y a la 1:34 am llamé al 123 a pedir que una patrulla acabara con el estruendo y con la riña. Pasaron 10 minutos y nada, pasaron 15 minutos y nada, a la 1:45 volví a llamar y dije: -señor hace 20 minutos llamé a reportar una riña y mucho ruido-, la respuesta fue: -señor no es verdad ud llamó hace sólo 19 minutos-.

Esos insignificantes 20 minutos hacen la diferencia entre dormir bien y no dormir, entre que asalten un apartamento o atrapen a los delincuentes, entre un asesinato o un arresto, entre un acceso carnal violento y una noche de paz. Ahora sufro las consecuencias, definitivamente una mala noche dura todo el día.

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