domingo, 30 de septiembre de 2012

Anónimo: Tú eres la salsa que le falta a mi poutin


Tercer anuncio en lo que iba del mes, cuarto día de espera, silencio, palpitaciones, a veces el sonido del reloj se sentía a lo lejos, cruzando las habitaciones desde la cocina. En medio de la penumbra de la madrugada donde la zozobra no descansa.
La táctica había sido sencilla hasta el momento, redactar párrafos cortos describiendo el momento en que cupido disparó su flecha de amor, utilizaba el diario local de distribución gratuita como barricada protectora. Había una sección especialmente dedicada para esos menesteres, para servir de trampolín a los arriesgados que buscaban el amor de sus vidas pero que preferían mantener en secreto su identidad por miedo a ser rechazados de manera directa.

"A la bella chica.
Hola, ayer te vi en el metro, nos cruzamos en la línea verde en la estación Papineau con dirección a Angrignon, llevabas un buso verde, una blusa blanca, una falda corta de demin y botas hasta la rodilla. Me sonreíste cuando me hice a un lado para que pudieras sostenerte bien. Por error rocé tu dedo meñique y sentí como mi cuerpo conocía el cielo en un segundo. Te bajaste en McGill, recuerdo tu perfume dulzón y el aroma de tu pelo. Si quieres que nos veamos de nuevo, responde a este mensaje. C."

Tardó casi tres horas escribiendo el mensaje, no sabía qué palabras utilizar o qué tan preciso ser, esperó varios días y no hubo respuesta. El amor se marchitó pero renació de nuevo, así que no perdió la oportunidad de escribir un segundo mensaje.

"Bella cliente de Tim Hortons.
Saludos, nos vimos a los ojos sólo un instante, fue en el Tim Hortons que queda sobre Ontario cerca de la estación de metro Joliette, a eso de las 16.30. Compraste un Cappuccino mediano, lo endulzaste con dos sobres pequeños de azúcar orgánica, giraste el mezclador de plástico cinco veces en dirección de las agujas del reloj, luego lo giraste una vez en sentido contrario y retiraste el mezclador, con tu lengua recogiste la gota que resbalaba del pequeño instrumento desechable. Yo te observaba atento, giraste, me miraste con tus hermosos ojos azules y luego sonreíste. Llevabas una camiseta rosada, pantalón beige, un maletín colgado sobre tu hombro izquierdo y el cabello recogido en una cola de caballo. Si me recuerdas, por favor responde este mensaje. Siento que podemos ser muy felices juntos. C."

Pero tampoco fue esa vez, el amor no apareció. Comenzaba a sentirse solo, a extrañar la compañía imaginaria de las mujeres que conocía por segundos y de las cuales se enamoraba. Aún con el desasosiego del rechazo o la falta de atención de las mencionadas al leer el diario, continuaba esperando, que por casualidades de la vida, su media mitad lo leyera, lograra identificarlo, pudiera enamorarse de sus palabras y además estuviera dispuesta a contestar públicamente manifestando su amor. Nada perdía con intentarlo de nuevo, además no podía negarse a la llamada del amor que sintió esa mañana.

"Hermosa diosa del universo.
Te escribo porque quedé prendado de ti, el lugar fue el Canadian Tire sobre Sherbrooke Est, estabas buscando la sección de las licuadoras. Yo te señalé el camino y no pude separar mis ojos de tu cuerpo, compraste una licuadora Black and Decker de 4 velocidades, la ensayaste en la sección de servicio al cliente. Yo sentí el chispazo del amor. ¿Lo sentiste tú también? Responde a este mensaje. Te estaré esperando para que vivamos este idilio llamado amor. C."

Era viernes, nadie había respondido a ninguno de sus mensajes, cuatro días desde la publicación del último, se sentía triste, no lograba identificar el problema, no estaba seguro si en realidad estaba haciendo algo mal.

Afuera el viento sacudía las ramas de los árboles, arrastrando algunas hojas pardas sobre la acera, el verano comenzaba a abandonar la ciudad y él comenzaba a perder las esperanzas.
No lograba conciliar el sueño, su cabeza estaba inundada de pensamientos, giró sobre su cama, acomodó la almohada, cerró los ojos para obligarse a dormir y recordó la sonrisa de la cajera de la librería sobre la calle Saint Laurent. Se emocionó al pensar en ella, tomó la computadora, escribió el mensaje y lo envió al diario, pronto lo publicarían.

* La poutin, es una comida rápida típica de Quebec, consiste en una porción de papas fritas a la que se le añade queso en trozos, generalmente cheddar, y luego se recubre con salsa para carnes caliente, fundiendo el queso y mojando las papas.

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