jueves, 15 de marzo de 2012

El Bayabuyiba de Jorge


No era la primera vez que lo veía, pero sí la primera en que nos vimos. No me suelo fijar en gente escandalosa, aunque a veces pueda ser uno de esos, y no me gusta pararme al lado de gente que haga sobresalir mi metro sesenta y ocho de estatura. No me gustaba la gente que hablaba de penes, orgasmos y sexo sin pudor en frente de todos, aunque ahora – a veces – soy uno de esos. Pero lo que siempre me ha gustado es que me miren como ese día me miró.

Aquella mirada tuvo lugar un día de febrero del 2011, un año hace ya. Y sí, desde entonces mi vida no ha sido la misma y afortunadamente varío para bien. Una vez uno logra quitar dejar de ver el escandalo tiene la oportunidad de adentrarse en un mundo cálido, lleno de historias, risas, entradas a cine y mucho de lambada.

Exactamente eso fue lo que hice, ver qué se escondía detrás de los “gritos”. La primer noche que hablamos hacía frío y fue rodeados de personas que acababa de conocer. Cuando conozco a un grupo de personas siento que cada palabra que pronuncio y cada acción que ejecuto está siendo analizada y calificada. El grupo se dispersó y en la calle solo quedamos él y yo, cogimos un taxi porque íbamos los dos al norte. Igual se trataba de conocer a alguien y a una persona que me miro como me miró esa vez, por lo que tuve nervios, pero cuando alguien que no conoces ha contado la mitad de su vida sexual, creo que eso te da confianza a contar cosas y eso fue lo que hicimos hablar y si hay algo que tiene El Bayabuyiba es que le gusta tanto escuchar como parlotear. Desde entonces creo que no ha existido un día en que por lo menos no nos saludemos y hablemos por cinco minutos.

A la semana o a las dos, quizá él lo recuerde con detalle – siempre recuerda las nimiedades – fuimos por un cóctel y, como sucede con pocas personas, empezamos a hablar sin parar o bueno, empecé a hacerlo. De todo el tiempo que he compartido con él siempre noté que todos siente esa misma confianza cuando le hablan, siempre es bueno saber que se tiene alguien más con quien contar.

Esas semanas fueron el principio, primero de una amistad, después de un amor y ahora otra vez somos amigos. Ya los momentos no son tan intensos, pero seguimos riendo cuando no debemos y molestando a las mismas personas. Ya no me hace las columnas de los lunes, ni trabajamos juntos. Desde diciembre no voy a su casa y hace meses que no almorzamos en la Javeriana mientras hacemos cuentas y terminamos largas enumeraciones con un “y comida para monos”. Pero siempre vuelve a mí de diferentes maneras, ya no estamos enamorados, pero no se olvida nunca a quien fue tu mejor amigo y cómplice.

De aquellos días de amistad intensa extraño las idas a cine prendos y que al menos una vez a la semana me hagan la pregunta que a todos pone nervioso: “¿eres feliz?”. También las historias curiosas de la ciudad, pregúntale algo sobre Bogotá y seguro tendrá una respuesta y si no la sabe, sabrá alguna anécdota histórica que te de una pista sobre lo que quieres saber. Si lo que necesitas es un co-piloto en la ciudad quizá el sea el mejor, conoce las calles de la ciudad y si tú no conoces alguna dirección seguro te llevará allá. Si no te basta con conocer sobre la capital, pídele que te hable de Brasil o si lo deseas dile que te hable de Los Llanos, las boas o las Islas Canarias.

Quizá en estas páginas se puede encontrar muchos más detalles que en este momento no recuerdo de El Bayabuyiba, su amor por el portugués y en inglés, más sobre redes sociales y otros temas. Pero lo que quiero decir es que solo aquellos que se atreven a responder a esa mirada o se atreven a mirar y preguntar tendrán el acceso al verdadero mundo que se llama El Bayabuyida, un mundo que va más allá del erotismo, del placer por caminar la ciudad, de la crítica política y no tan política; se trata no de una realidad paralela, pero seguramente diferente en la que la confianza, la amistad, la verdad y la alegría son los principales pilares. Al igual que Alicia, todos necesitamos alguna vez sorprendernos por un mundo que a veces supera la realidad para sentirnos vivos de un modo distinto.
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En el último año con la persona con la que más tiempo pasé fue con Yorch, me pareció apenas justo que él también escribiera de mí. Gracias @jorgebravo007

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