Si hoy hubiera sido ayer

Me desperté con susto. Un pájaro cantaba en mi ventana y por un segundo creí que era medio día. No había salido el sol. Te pensé. Otra vez te pensé. No sales de mi cabeza últimamente. Te vi, cómo la última vez que estuviste aquí. Vi tu figura delineada frente a mí, vi ese gordito que tanto me gusta morder; estuve a punto de acariciar tus imaginarios pezones, redondos, duros, muy oscuros; sentí tu olor, a tierra mojada; mis sábanas se desacomodaron. Otra vez tengo ganas de sentir tu calor.

Me acordé que me gustaba dormir de lado, abrazándote, sosteniendo con fuerza tu teta derecha. Me dieron ganas de hablarte, de que nos riéramos de la vez que entró una brisa helada a mis pies cuando tú decidiste levantarte en la mitad de la noche y pensé que era un ratón y me levanté gritando como niña. Me acordé de las mil y una formas que le diste a mi corcho y cómo nunca lograste que usara una agenda. Nunca.

Con tanto frío, en esa madrugada fría me hizo falta un abrazo tuyo, que pellizcaras una nalga, que me gritaras por la ventana del carro o que sacaras la cabeza cuando nos íbamos de viaje para sentir el viento correr por tu pelo. ¿Te acuerdas de esa vez que una mosca se estrelló contra tus gafas y manchó para siempre ese lente? Seguro no te acuerdas de nada, no te quieres acordar de mí. Entonces escuché en mi cabeza esa canción que escribí en la carta que te llevaste a Quito cuando ibas a visitar a tus papás: onde você estiver, nao se esqueca de mim, com quem você estiver, nao se esqueca de mim.

Me dieron ganas de llamarte. No, es muy temprano, a esta hora tu celular todavía está en silencio, perdería el tiempo. Qué te habría dicho, no sé. Fijo me contesta tu novio y entonces habría tenido decirle que tiene todo lo que yo quise tener, que está viviendo la vida que yo quise vivir, que comparte las cosas que yo perdí por inconstante. A ti, a ti te habría preguntado qué habría pasado si nos hubiéramos conocido hoy.

Entonces duré todo el día pensando en eso. Me habrías conocido sin barba, te acuerdas cuando la restregaba en tu cuello. Me habrías visto con más colores y menos mugre. Hoy tengo un par de kilos más, pero esos son culpa del plan de abstinencia al que me dediqué desde que me dejaste de hablar. Los años no pasan en vano, ahora volví a tener sexo pero no pude perder los gordos. Siempre te dije que me ibas a secar las bolas un día con tu arrechera, Te acuerdas la vez que no nos aguantamos y bajamos por la calle de la Torre Colpatria buscando un motel y lo encontramos al lado de ese edificio blanco que siempre nos gustó.

Me conocerías más dicharachero y con facilidad para contar y escuchar chistes. Te habrías encantado con los mimos que les hago a mis sobrinos y te habría gustado verme reír con los dientes no tan chuecos. Encontrarías que ya no tengo la mala maña de inventar palabras, que ahora sí me gusta el fútbol y que voy a la peluquería una vez al mes. Ahora resulta que aprendí a decir no y que de vez en cuando no hago locuras. Hoy me encontrarías manejando sin rabia y que hasta cargo el celular de vez en cuando.

Seguramente nos habríamos cruzado en la calle y yo no habría desviado mi mirada. No habrías electrocutado mi cuerpo, no habrías invadido mi corazón y no serías el fénix que renace en el momento menos indicado. Entonces mejor así, yo con mi melancolía y tú con tu novio y tu vida.