jueves, 23 de abril de 2009

Dos caras de la misma moneda

Para entender la globalización es necesario ver cómo le explican a uno el proceso. Por un lado está la experiencia de la derecha, a favor del capitalismo y del libre mercado. En la otra orilla ideológica está la izquierda radical que espera que esta crisis mundial sea el fin del sistema global como lo entendemos hoy. Personalmente creo que el libre mercado funciona siempre y cuando haya las suficientes regulaciones y los países puedan competir en cierta igualdad de condiciones (sin subisidios ni pendejadas de esas).

La historia empieza los miércoles a las 9 am en la Universidad Nacional. A esa hora, mientras los ejecutivos de los centros bancarios de Bogotá se alistan a trabajar en sus oficinas y cubículos y empieza la ronda de negocios de la Bolsa de Valores, es el momento de la verdad. El aula de clase dista mucho del escenario financiero, un salón con un promedio de 70 estudiantes. Nadie está encorbatado, todo lo contrario, pululan los taches, el pelo largo y los jeanes sucios. El profesor llega tarde, ya no se fija qué dicen los grafitis que promueven la revolución y piden seguir el ejemplo del comandante Manuel o proclaman que la muerte de Raúl (Reyes) e Iván (Ríos) no fue en vano.

La clase comienza con una triste revelación: el mundo se va a acabar. Lo dice con tanta convicción que los escepticos deben cerrar la boca y evitar discutir ese punto. Si lo hacen podemos desatar su ira y eso daría para un discurso de media en contra de los "intereses privados" y la "toma sistemática que hace la burguesía de la universidad pública para promover su privatización". Al finalizar la clase cuando él se monta en un carro de 50 millones de pesos muchos se preguntan quién es el burgués, él o los que creen que todo cambia para que siga igual. Teorías, sí hay. La mayoría son de conspiración, del fin del mundo, de como la humanidad se merece esto. A veces la clase es tan aburridora y predecible que los estudiantes duermen sin pudor, abren computadores portátiles para jugar o hacen el sudoku de la edición de ADN que les entregaron a la entrada de campus.

Nada nuevo hay debajo del sol cuando los estudiantes empiezan a salir. La sensación general es que no venir a clase y leer Voz o los escritos del Senador Robledo que auguran la caída del capitalismo y la construcción de un mundo para todos da igual. Muchos salen a clases donde el escenario es similar, otros se van a leer, a aprovechar el incipiente sol sabanero y unos más a planear cómo tumbar el sistema.

Los jueves el escenario es diferente. En un frío salón de la Javeriana se reúnen 45 personas a conversar temas de la globalización. Esta vez las lecturas están en inglés, las ediciones son tan recientes que no han sido traducidas al español. La dinámica evita las clases magistrales, como en un seminario, son los estudiantes los que hacen la mayoría del trabajo. Aquí se habla de crisis, de soluciones a la crisis, del devenir histórico del capitalismo, se habla del rol que jugaron las multinacionales y su diferencia conceptual con las transnacionales (concepto usado indistintivamente por el profesor de la Nacional), inversión extranjera directa y know-hows. Los ejemplos van desde lugares donde la globalización ayudó a implantar la democracia (Chile, URSS) hasta aquellos países donde la devastó (Polonia, Hungría, Bolivia). Al final de la discusión hay una actividad lúdica para poner los conocimientos en uso y ganar puntos en una de las calificaciones del curso, la competencia es entre facultades, se enfrentan los estudiantes de comunicación, economía, ciencias políticas y derecho.

En las sillas javerianas sobresalen los vestidos de paño de quienes van a exponer y gente de todas las fomas y colores, unos con pinta de revolucionarios de clase media, otros con cara de niños ricos, unos más no salen del montón. Ellos terminan las sesiones con ganas de montar una empresa con integración vertical internacional y operaciones en las regiones más prometedoras del mundo (América Latina y Asia-Pacífico). Otros se preparan a hacer negociaciones en inglés. Se van a tomar café en Oma o a ver películas en la biblioteca.

A las 11 cuando las clases han terminado, las bolsas de Europa ya han cerrado, los negociantes de Forex ya tienen una idea de sus ganancias o pérdidas y los países importadores tienen una clara impresión de lo que serán los precios de las materias primas en los mercados internacionales.

1 comentario:

  1. Es la triste realidad de muchas universidades publicas en relación al manejo en las privadas...

    Por cierto, como esperas vos que algun día los paises compitan aunque sea en una relativa igualdad de condiciones???

    En el mundo actual no parece ser posible, aunque muchas de esas conspiraciones sean absurdas (por no decir todas) algo tienen de verdad y es que cuando se tiene poder y/o plata, se busca más, y la verdad no me interesa llevarme por delante a un monton de desconocidos en un pais que solo conozco de mapa y en numeros si con eso aseguro el bienestar de quienes me interesa, y no creo ser el unico que piensa de esa manera.

    Por cierto, Oma es un asco :p

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