lunes, 27 de abril de 2009

Ámame


Ámame decía el cartel. Ámame gritaba mi pecho. Me toca esperarte para poder tocar tu cuerpo y que mis ojos le pregunten a los tuyos que si me aman. Los míos brillan, tienen escarcha, se llenan de pólvora, reflejan el sol. Cuando estás a mi lado, cuando te tengo cerca, cuando pienso en ti, cuando me arrecho, cuando te acuestas en mi pecho, cuando me haces feliz.

Ámame me gritó el cartel otra vez. Se dedicaron a poner esas malditas vallas por la ciudad. No me puedo concentrar en las nubes, no me puedo burlar de los que están en el trancón mientras yo disfruto de una silla roja en un bus rojo. Cualquiera diría que esta es una ciudad liberal. Pobres ilusos. Ahora perdí el hilo, en qué estaba. Ah sí, ámame, ámame, ámame. Acabo de decidir que los ojos no son suficiente. Necesito que tu boca me lo confirme. Necesito que me desgarres con pasión, que me muerdas con locura, que me hagas sentir que el brillo de mis ojos es el simple reflejo de las estrellas en las que estamos caminando. Ahora me volví cursi.

A veces quisiera que mi memoria fue más organizada, que recordara las cosas con sentido y frecuencia, como que el primer recuerdo fuera el último y el último fuera el primero. Con eso podría decidir a qué horas pensar en amarte y en cuáles hablar conmigo mismo o hacer de mi mente un borrador de escritos. Ámame. Otra vez. Qué pasa, todos me miran. Grité, por un momento tuve una fantasía autista, no sé. Es probable, menos mal no estaba pensando en lo que hicimos anoche. Vibra el celular, lo contesto, volteo a ver y muchas señoras con gafas oscuras, típico en esta ciudad hace un minuto de sol y todos hacen el escándalo de la vida. -¿Dónde vienes?-. -Llegando-. -¿Lejos o cerca?-. -Ni fu, ni fa-. -Dime te quiero esperar en la estación, pero sólo si le apuras-. -Estoy en la 100, llego en 15 minutos-. -Entonces te espero, apúrale-. -No puedo, no soy el conductor-.

Losas rotas, besos furtivos en con los rayos rojos de un sol que está casi en el clímax del poniente, carros pinchados, peatones imprudentes, motos a toda velocidad, puentes, vendedores ambulantes, otros buses rojos, otras personas sentadas, sillas azules, sillas rojas, gente apretujada en las entradas, jóvenes sentados en el fuelle, mujeres recostadas contra los vidrios de las estaciones, niños corriendo atrás de una bomba, más puentes, más carros, más gente. Apure señor. otra vez todos me voltean a mirar. Otra vez lo dije duro. Necesito hacer algo para controlar estos locos impulsos de hablar cuando no se puede.

Te vi, estabas tan natural, con el pelo caído sobre tus hombros, un escote que deja ver esa deliciosa piel morena, una blusa apretada sin ser vulgar, unos jeanes ajustados deliciosos. El reflejo del sol te dejaba ver casi desnuda, al menos así te podía ver yo. Hermosa. Maldita sea, tengo que dejar de decir cosas al aire. Me levanté, caminé a la puerta y ahí, frente a mí, te quedaste parada. Los ojos te brillaban y eso que el sol estaba a tus espaldas, sí, sí me amas. Mentira me aman tus ojos. -Hola-. No respondes te quedas con esa cara hermosa, sonríes, me acerco y te doy un besito. -¿Sólo eso?-. -Ya sabes que no me gustan las demostraciones de amor en público-. -Pues demalas, hoy no me importa el público-.

Me desgarraste con cada diente, primero con los incisivos, después los caninos. No, no alcanzas con las muelas, pero vaya que tratas bien. Primero el labio de arriba, suavecito, desde la raíz, casi incluyendo la nariz. Después la lengua, esa misma, la que te explora cada cavidad, a ella también la muerdes, la tomas con suavidad y le das un mordisquito, dos, tres, uno más... y para rematar... el labio inferior, con este no tienes compasión, estás caliente, mi labio está. Sabe a sal, pero no me había sabido así antes. ¿Sangre? No puede ser. Es, lo lograste, me mordiste tan duro que me sacaste sangre, me mordiste tan duro y no me di cuenta. Sí, te amo. Sí me amas.

PD: Este cuento se inspiró en la imagen que lo acompaña. María Fernanda Lesmes es una lectora de este blog, una excelente diseñadora y una amiga muy especial (casi, casi prima, jeje). Mafe me mostró esa imagen y quedé con ganas impresionantes de darle una historia, le pedí permiso y lo hice. Ahora Mafe te toca diseñar una imagen para uno de los cuentos.

4 comentarios:

  1. Hey Ro.. gracias por las flores.. primo¡ jeje hay que darle también crédito a Catalina (la casi casi cuñada, jeje), la otra diseñadora que ayudo en la creación de la imágen...
    Y pues si Ro, asi es el amor, duele pero no se siente......que buena inspiración, que buen escrito.... se agrega uno más a la lista de favoritos... Besos...

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  2. Y después de leer esto solo se me antoja un buen beso....Excelente!

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  3. Que bien,me hizo recordar treinta años atras estadero en Cartagena La Piragua mordi unos labios de Ibeth Marina Malo era todo para mi....y le saque sangre ,no nos habiamos dando cuenta.Gracias amigo .......excelente cuento.

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