domingo, 22 de febrero de 2009

Ganas y realidad

Me quedé acariciando su pelo, oliendo esa deliciosa mezcla de grasa y champú que tanto me gusta. Me quedé rozando circularmente sus párpados, labios, nariz. Me quedé contemplando sus puntos negros, sus perfectos y desperfectos. Me quedé con ganas de gritar, de decirle que es posible un 'y vivieron felices por siempre'. Me quedé con ganas de dormir en su pecho aunque estaba feliz de que durmiera en el mío. Me quedé con el corazón tranquilo, no quería que se despertara con los látidos acelerados que me había provocado minutos antes.

Me quedé pensando en la primera canción que me dedicó. Una bella letra con un significado muy importante, no puedo dejar que por un segundo se nos olvide que estamos enamorados. Me quedé con ganas de llamar a ordenar flores amarillas para que mañana cuando se despertara el cuarto estuviera brillando con el color del sol. Me quedé con las ganas de escribir un poema y dejárselo en uno de los bolsillos de los pantalones que estaban en algún lugar del piso. Me quedé con las ganas de ir a bailar y que todo el tiempo estuvieramos dando vueltas apretaditos.

Me quedé dormido contemplando su perfil. Cuando me desperté estaba yo escuchando su corazón con sus piernas sobre las mías y su brazo acariciando mis hombros. -Buenos días-, me dijo y yo le respondí con una sonrisa, un beso en el corazón. Mi mente le gritó buenos no, buenísimos y mi boca dijo -Serán mejor si me das un beso-. Mi corazón se asustó, nunca había visto a la boca tan osada. Mi mente se puso feliz, por fin cada parte del cuerpo estaba dando señales de autonomía. Los labios se estiraron, los ojos decidieron quedarse abiertos. La lengua estaba con ganas de salir de la cárcel de los dientes. Las manos estaban desesperadas por hacer caricias, las uñas querían deslizarse delicadamente por su espalda.

Un par de segundos pasaron para que todo eso fuera posible. Cuando por fin nuestras bocas se unieron un corrientazo corrió desesperadamente por mi espalda y de repente tenía unas impresionantes ganas de dejarme llevar por el deseo. La mente tuvo que llamar al orden. El cuerpo se rebeló, no había espacio para las represiones, no podía haber intentos de Estados de sitios, nada de barrotes o cuerdas. Nada.

Atrás quedaron las ganas, se convirtieron en realidad. No hubo momentos para pensar dos veces. Así fue. Al final el sudor corría por mi espalda, por la suya. Nuevamente descansaba sobre mi pecho. No hubo como destruir la deliciosa sensación de creer en el amor. No hubo como hacer desparecer la sonrisa de nuestros labios. No hubo como explicar que no hay cosa mejor que dormir con el amor en los brazos y despertar en los brazos del amor.

3 comentarios:

  1. qué cosa mas hermosa... "nada como dormir con el amor y despertar en los brazos del amor"... es o más lógico y lo que muchos anhelan y anhelamos. Para muchos eso es una realidad fantástica de todos los días... para otros es una incesante búsqueda y una espera.

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  2. Simplemente extraordinario, me encanta esa forma de escribir, no solo la de este sino la de todos. Excelente.
    Felipe Dúran

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  3. Que vaina tan deliciosa esta que acabo de leer!

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