Onces chirriadas

Estaba pensando que mi anterior escrito, que le da el feliz cumpleaños a Bogotá no era suficiente, había que contar una historia de nuestra amada Bogotá, una de esas que pocos sabemos. Entonces les contaré la etimología, como me la sé yo, de las palabras chirriado y onces.

Resulta que la mojigata sociedad bogotana tenía pocas diversiones, la ciudad era fría (dicen que más que ahora), oscura e insalubre. Entonces, los hombres se reunían a las 4pm a departir y comentar los últimos discursos del Congreso o las amantes del Presidente. La costumbre debía estar libre de damas y por supuesto, no podía ser en la Gata Golosa, lugar reservado para las furtivas noches capitalinas. Las reuniones eran acompañadas siempre de aguardiente, pero para evitar discursos y peleas con los curas y las mujeres, los hombres llamaban a las 'onces' nombre que se acuñó para los tragos debido a que el aguardiente tiene 11 letras.

Las onces daban el calor necesario para volver a casa y dormir a las 6:00pm o pretender que se iba a atender un asunto urgente y escapar a la Gata Golosa. La costumbre pronto fue descubierta por las recatadas mujeres y para salvar a los hombres de la perdición del trago se estableció en Bogotá la costumbre de tomar chocolate en familia a las 4pm, una casi burda copia del té inglés a las 5:00.

A la hora del té, las familias bogotanas ya estaban reunidas en salones tomando chocolate con queso y escuchando a violinistas y un ocasional pianista. Como los violines pueden destemplarse toda reunión con esos instrumentos empezó a denominarse una reunión chirriada, que tenía el defecto de tener que escuchar violines. Chirriada, o en su defecto, chirriado, se volvió una denominación para las onces más elegantes y pronto los chatos que las organizaban también eran personas chirriadas.

La próxima vez que unos piscos los inviten a unas onces chirriadas, no olviden pedir un trago de aguardiente, escuchar algo en violín y, por supuesto, usar sus mejores galas. Feliz cumpleaños Bogotá