domingo, 1 de agosto de 2010

No nos vamos a querer ir

Llegó la carta esta mañana, no fui capaz de leerla. El mar estaba cubierto de niebla. Esperé a que el Pacífico se abriera para pensar en ti. Está bien, siempre pienso en ti, pero te recuerdo mejor cuando veo las olas, cuando escucho al agua golpear los acantilados. Es tan rico pensar en ti cuando el sol está quemando al mar. Te veo tocando esa guitarra desafinada y escucho tu voz que hace un esfuerzo enorme por parecer profesional.

Me haces falta y no sé si eso es extrañarte. No puedo mercar, quisiera pelear contigo por la marca de crema dental que debemos comprar o la proporción entre frutas y gorduras que hemos de consumir. Me da risa cada vez que salgo a tomar el colectivo, es que te estoy viendo a mi lado tratando de imitar las voces de los que indican las rutas. A veces estoy esperando el que ahora pasa por la casa y me ataco de la risa sola.

Me acordé de aquella vez en la que te montaste al ascensor conmigo y me diste un beso delicioso, fue como si el tiempo se hubiera detenido. Ese día rentamos este departamento. Ya quiero amanecer contigo, ya quiero que cantes esas horribles canciones que te gustan, ya quiero leerte los pasajes que más me impresionan, ya quiero mostrarte que la estante que dejaste casi vacía está llena de libros. Decidí comprar una cámara fotográfica, aunque las fotos del mar no salen lindas, te mando una aquí adentro, voy a tratar de orearla para que te huela a mar también y al menos la puedas cargar en el avión para irte acostumbrando a lo que huele nuestra casa.

Es tan raro escribir nuestra casa, has pasado tan poco tiempo aquí. Creo que no alcanzaste a manchar el inodoro con tus orines ni dejaste el olor de tu sudor en las cobijas. El calor que está haciendo es impresionante, a esta ciudad le hace falta sol, le hace falta lluvia y le sobra calor. A veces creo que no seremos felices aquí, que vamos a salir corriendo. A veces creo que vamos a ignorar a su gente, a sus porquerías, a sus incomodidades y vamos a ser felices. Tengo la impresión de que un día vamos a despertar y no nos vamos a querer ir de aquí.

Ya hablé con mis papás, dicen que la navidad es con ellos y que ellos estaban esperando a ver qué decíamos de año nuevo. Aquí habrá unas fiestas populares en la playa, te iba a proponer que fuéramos al norte, que rentáramos una casa de playa y que estuviéramos los dos, me encantó que también quieres disfrutar de este inicio de década solos tú y yo. Es la última década del siglo y del milenio, puedes creerlo. Se pasó la vida, qué hace que éramos niños y nos decían que en el 2000 se iba a acabar el mundo. Y si se acaba. Y si se acaba y no estamos juntos.

Te quiero, espero con ansias tu regreso pero todavía no llevo un calendario porque se me harían eternos los días y las noches imposibles de dormir. Sé que es tonto pero cuando llegues quiero que me des un abrazo muy apretado y que me des un beso en el cuello. Adiós

3 comentarios:

  1. Dios!!
    Como ya dije....No me gusta extrañar.
    Pero creo que se siente bien cuando la sensación es de ambas partes

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  2. Una lágrima, una muy concentrada lágrima recorre mi mejilla... no es de tristeza, no es de felicidad, es simplemente eso, una lágrima, una muy preciada lágrima. Gracias. No es gratis que uno escoja una persona favorita, y cada vez tengo más razones.

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