martes, 29 de noviembre de 2016

Gabriela

-Solo unas palabras, Gabriela Clavo y Canela-.
-¿Disculpe usted?-.
-Que pena, lo he visto antes, leyendo Gabriela Clavo y Canela-.
-¿Ah sí? Es uno de mis libros favoritos, lo he leído miles de veces-.
-En una de ellas lo vi. Estaba en Transmilenio, me pareció muy curioso siempre verlo llegar al paradero leyendo, como si el mundo a su alrededor no existiera-.
-Cuando me concentro me transporto-.
-Se nota, lo vi reírse muchas veces. He tenido curiosidad, ¿sabe? Es que siempre se le veía más contento que de costumbre leyendo-.
-¿Cómo así?-.
-Lo he visto mucho, más de las veces que me gustaría, siento una atracción profunda por su forma de leer-.
-Vea usted, gracias-.
-¿Qué lee?
Que le importa, señor, estamos en una fila, por el amor a Cristo, déjeme leer en paz. 
-Ha vuelto-.
Le mostré la carátula del libro y rematé con un "en Netflix está la película".
-No lo había escuchado, ¿Hitler?-.
-Sí, bueno, léalo-.
-Después de Gabriela, lo he buscado millones de veces y no aparece en ninguna parte-.
-Yo lo encargué en una librería de Chapinero pero siempre está Amazon, ¿no?-.
-Pues sí, tiene razón, podría pedirlo por internet pero siempre me ha gustado tener un libro en las manos antes de comprarlo-.
-En eso nos parecemos-.
-Siguiente, ¿Tiene puntos?-, dijo otra voz.
-Pues sí, chao-.

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